miércoles, 1 de septiembre de 2010

VIVIR LO QUE UNO DICE - El testimonio de Viktor

Articulo Publicado en LOGORED SEPTIEMBRE 2010

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Este es un mes especial, que recuerda los aniversarios de personajes con mucha trascendencia popular y humana. En cierta forma, recordar el aniversario del fallecimiento de alguien implica recordar no solo como ha sido su final, sino todo su recorrido. Estos momentos nos llevan a recordar: “¿Cómo ha vivido?”

La vida de Viktor Frankl ha tenido numerosas experiencias que permiten comprender la coherencia de un hombre entre su teoría y su vida. Muchos han formado numerosas teorías sobre ética, sobre valores, sobre la verdad, y sin embargo, leyendo sus propias vidas han sido los últimos en realizar aquello que ellos predicaban.

“Ante el sentimiento del deber, callan las mas rebeldes pasiones” decía el filosofo Immanuel Kant. La vida de Viktor ha sido construida siempre por los valores que promulgó. El sentimiento del deber, implica no una imposición que viene del exterior hacia lo que esta bien o mal. Lo correcto o lo incorrecto. El sentimiento del deber surge de nuestra voz interna, que nace desde lo mas profundo y nos hace comprender aquello que nos acerca y nos aleja de nuestro verdadero camino como personas. Con cada día que pasa nos encontramos descubriendo nuestro lugar, nuestra misión, nos vamos construyendo a partir de nuestras decisiones.

Por un lado, el “deber” puede ser interpretado como una obligación ética, una deuda o una tarea como la que los chicos tienen que hacer después del colegio. Si vemos esta triple concepción del deber, podemos trasladar al verdadero sentido del “deber” como fuente de nuestros propios valores. Como una obligación elegida por nosotros mismos, como una deuda que tenemos con nosotros mismos y la tarea que venimos a realizar.

Cuando habían liberado los campos de concentración, el Dr. Frankl decidió quedarse con los pocos enfermos que quedaban antes de subirse a los primeros camiones que liberaban a los prisioneros. ¿Por qué? Por que sentía que era su deber como medico. Tiempo después, se entero que estos camiones habían explotado en su trayecto. ¿Qué fue lo que salvo la vida de este gran hombre? Callar la rebelde pasión de su ansiada libertad, por el sentimiento del deber que nació en él.

Pero este sentimiento de deber, no es racional o terminante. Sino que proviene de lo mas profundo del ser humano. Podemos decir, desde el corazón o desde el alma. Desde lo mas profundo nace el sentimiento de aquello que nos acerca a nuestra felicidad y a nuestra propia sanación. Y por ello muchas veces, debemos escuchar como grita nuestra alma para poder elegir y renunciar a favor de nuestro camino. En definitiva, las rebeldes pasiones no son negativas, sino que deben estar en coherencia con quien queremos ser como personas. Porque si nos llevamos solamente por estas rebeldes pasiones, terminamos siendo esclavos de ellas mismas como sucede con las adicciones. Desde el momento que podemos elegir, renunciar a ellas por un sentido mas profundo, nos libera. Es el costo de la libertad, de elegir como construirnos como personas: Descubriendo nuestro sentimiento de lo que tenemos como misión.

En este aniversario, recuerdo como vivió este hombre, “viviendo todo lo que dijo”.

Estamos en una sociedad que habla mucho y hace mucho, pero no hace lo que dice. Muchos hablan de cuidar, de querer, de promesas, de ilusiones, de lo que hay que hacer, de lo que no hay que hacer, pero, ¿cuántos realmente “viven” lo que dicen?

Para aprender a vivir lo que uno dice, debemos escucharnos primero a nosotros. Preferiría antes que decir, “sentimiento de deber” llamarlo como si fuera un “sentimiento de sentido”. Es comprender el sentido, no desde lo racional sino desde el corazón. Puede sonar romántico, pero realmente implica un comprender desde lo profundo de nuestra persona, aquellas cosas que nos acercan a quien queremos ser. Y esta libertad implica elegir y renunciar a favor de nuestro camino. Muchas veces tenemos ganas de hacer muchas cosas, pero se trata de descubrir cuáles son las que realmente nos acerca a la persona que queremos ser. Esta renuncia no es dolorosa, sino liberadora.

Y la vida de Viktor, de tantos hombres y mujeres, nos dan el entusiasmo, la fuerza y la convicción de que realmente ser sinceros con nosotros mismos y vivir lo que decimos, se puede. Y lo mas importante, vale la pena.